viernes, 29 de febrero de 2008

PABLO PALACIO

BIOGRAFIA
Nace en la ciudad de Loja en 1906.Su infancia de la que se tiene muy pocas referencias transcurre al cuidado de su madre y de un tío, en su ciudad natal. De este lapso, debe señalarse un accidente sufrido a orillas de un río, ya que le afectó seriamente a su salud con repercusiones futuras. Luego de graduarse de bachiller se traslada a Quito, en donde ingresa a la Universidad Central para más tarde graduarse titularse de Abogado. Su paso por el magisterio y la cátedra universitaria es meteórica, así como su vida pública a la que rechaza vitalmente: fue Decano de la Facultad de Filosofía y Letras; cuando Ministro de Educación Benjamín Carrión, ejerció la Subsecretaría del ramo; y, fue Segundo Secretario de la Asamblea Constituyente convocada por el General Enríquez Gallo.Su inteligencia se ve menguada tempranamente por una exquisita locura que se trasluce en su obra. Muere a la edad de 40 años en un manicomio de la ciudad de Guayaquil.Su producción literaria se condensa en tres libros, patrimonio de nuestra personalidad literaria nacional, "Un hombre muerto a puntapiés" "Débora" y "Vida del ahorcado". Sinembargo hay que anotar que una primera novela de Palacio obtuvo el primer premio en un concurso en su provincia, "Ojeras de la Virgen" que ha permanecido inédita y cuyos originales parecen haberse perdido. Algunos relatos llenos de fuerza y desolación como "Una mujer y luego pollo frito" , "Las mujeres miran las estrellas" y "La doble y única mujer" son testimonios de su capacidad narrativa.Benjamín Carrión afirma: "No a aprendido a ver las cosas a través de lentes sentimentales que cultivan el sentido de la hipérbole. Ni se ha desarrollado en él el espíritu de queja. Sus relaciones con la realidad han sido siempre directas y secas. Su posición queda así radicada más acá de lo emocional, por eso es la posición ideal para el humorista puro".Un humorismo puro que raya en la ironía mordaz, que va poniendo el dedo en la llaga de la piel social, y más hondo aún, porque Palacio hiere el engranaje mismo y la savia que sustenta la realidad en la que vive y de la que se adelanta en mucho, tanto es así que recién hoy se va determinando el verdadero valor de su obra, corta pero incisiva. Va hacia la entraña social, por eso mina sus valores, se ríe de ellos y pone cortapisas que sacan de quicio. Claro, él está en la otra orilla de la razón, quizá en otra realidad a la cual el común de los humanos no tiene acceso.

"Todos en este país -manifiesta- se quejan: los pobres ricos y los pobres pobres".En lo político, Palacio fue uno de los primeros precursores del socialismo en el Ecuador, "había llegado a él -afirma A. F. Rojas- por eliminación, después de descartar, uno por uno, los restantes sistemas políticos".Su obra más significativa es quizá "Un hombre muerto a puntapiés", en el que despliega una técnica detectivesca, minuciosa, que nos va llevando del hecho punible, casi desapercibido, de la agresión a un miserable, a otros abismos humanos que jamás habríamos podido concebirlos. Del pretexto trivial, simple, cotidiano, Palacios, va con su estilo periodístico desentrañando lo insólito, para poner en cuestión la estructura social y la estructura moral, que acosan a quienes no están dentro de la norma y el cánon.Así se manifiesta la integridad de este escritor y de este hombre casi inédito.

Erick Tenelema

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