
Los jesuitas iniciaron la construcción de La Iglesia de la Compañía en 1605 y demoró 160 años en ser edificada. En 1765 el templo finalizó la obra con la construcción de la fachada. Esta fue hecha por indígenas que cuidadosamente plasmaron el estilo barroco en uno de los ejemplos más completos del arte en América.
Expulsión
Cuando quedo concluida la construcción total de la iglesia en 1766, el Rey Carlos III decretó el 20 de agosto de 1767 la expulsión de los Jesuitas de Quito. En cumplimiento de tal decreto, el Sr. José Diguja, Presidente de la Real Audiencia de Quito, mandó cerrar la iglesia e incautar todo su contenido, con lo cual lo más valioso de la orfebrería y de los bienes artísticos fue vendido, enviado a España o repartido entre las órdenes religiosas existentes.
Con la expulsión, la iglesia permaneció cerrada y atacada por la humedad hasta 1794, en que fue entregada al cuidado de los PP. de San Camilo o de la Buena Muerte. El 3 de abril de 1850, la Iglesia de la Compañía de Jesús y el local que habían ocupado los PP. de San Camilo, fue entregada a los jesuitas recién llegados al Ecuador desde Colombia. El estado que recibieron la iglesia era lamentable, sin embargo, las obras de reparación fueron interrumpidas por la nueva expulsión de la orden decretada el 22 de noviembre de 1852 durante el gobierno de Urbina.
A su retorno a Quito, el 12 de agosto de 1862, los padres jesuitas encontraron la iglesia en peores condiciones de las que habían dejado. La única obra de reparación realizada tenía que ver con la torre que había sido destruida por el terremoto de 1859 y vuelta a reconstruir gracias al esfuerzo de García Moreno. Pese a ello la torre no permaneció mucho tiempo en pie, el terremoto de 1868 la volvió a derribar sin que haya recuperado su estado original.
El sismo del 5 de marzo de 1987 afectó gravemente la estructura del templo, obligando a varios organismos nacionales a unir esfuerzos humanos, técnicos y económicos para iniciar su restauración integral, misma que se la realiza hasta el día de hoy.
A su retorno a Quito, el 12 de agosto de 1862, los padres jesuitas encontraron la iglesia en peores condiciones de las que habían dejado. La única obra de reparación realizada tenía que ver con la torre que había sido destruida por el terremoto de 1859 y vuelta a reconstruir gracias al esfuerzo de García Moreno. Pese a ello la torre no permaneció mucho tiempo en pie, el terremoto de 1868 la volvió a derribar sin que haya recuperado su estado original.
El sismo del 5 de marzo de 1987 afectó gravemente la estructura del templo, obligando a varios organismos nacionales a unir esfuerzos humanos, técnicos y económicos para iniciar su restauración integral, misma que se la realiza hasta el día de hoy.
Su expulsión provocó, en nuestro territorio, un desajuste en la educación de los criollos, el abandono de las misiones evangelizadoras al oriente, incluso afectó a la agricultura.
Esta iglesia fue inspirada en la Iglesia Gesú de Roma. Las columnas son una copia de las hechas por Bernini en el Vaticano. En el interior, cuenta con bellísimimos retablos, y púlpitos cubiertos con pan de oro.
Alex Pesántez
Tomado de
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