domingo, 9 de marzo de 2008

Pablo Palacios

Nace en Loja el 25 de enero de 1906. Hijo de Angelina Palacio, Agustín Costa, el padre, no lo reconoció. Éste, años más tarde cuando Pablo Palacio ya era famoso, intentó darle el apellido, el literato se negó. Este gran autor pertenecía a una rama empobrecida de los Palacio. Familia criolla y de abolengo aristocrático.
Una de las anécdotas más recordadas es la caída que sufriera en su natal Loja, en el río de la Chorrera del Pedestal. Esto produjo 77 heridas en la cabeza de Palacio. Se especula mucho acerca de este hecho e incluso se dice que sería el motivo fundamental de la enfermedad de sus últimos años de vida.
Cuando era muy niño muere su madre. Según Jorge Reyes - un amigo muy cercano - él ni siquiera se había enterado del hecho sino hasta que vio el cortejo fúnebre pasar por su casa. Preguntó quién era el muerto, le respondieron que su madre. Esto le provocó un trauma a raíz de la perdida de cariño. La muerte de su progenitora estará indirectamente contenida en su obra. José Ángel Palacio - su tío - se hizo cargo del pequeño niño. Él costearía los gastos de su educación. La gran inteligencia de Palacio alentaría a su tío a pagar sus estudios medios y de los primeros años de Universidad.
A los seis años ingresa a la escuela de los Hermanos Cristianos. Ya demostraba gran inteligencia. La secundaria la cursó en el Colegio Bernardo Valdivieso, destacándose como uno de los mejores de su generación. Asimismo, su promoción sería excelente. El ambiente enclaustrado y hasta cierto punto incomunicado de Loja logró que estos jóvenes estudiaran muchísimo y se convirtieran en la élite intelectual lojana y del país. Se mantenía un orden estable, al contrario del resto del país. La gestión de los hermanos Carrión y de las autoridades del Colegio Bernardo Valdivieso logró que muchos volúmenes de libros famosos en el ámbito mundial llegaran a manos de los alumnos de esa institución. Así en 1910, en Loja se leía todo tipo de literatura; romanticismo, modernismo, el simbolismo de Baudelaire y Verlaine, Juan Ramón Jiménez. En prosa a "los malditos", realismo francés. Toda esa huella se dejaría sentir en la literatura palaciana.

(Erick Tenelema)

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