
- El primero criterio de concepción del territorio, un criterio predominantemente agrícola, por medio del cual se conjugaba la concentración de fuerza de trabajo con unidades de espacio (ayllus).
- El segundo los criterios utilizados para el manejo de grandes extensiones, en los que pesaba más el aprovechamiento del territorio que su continuidad o extensión; de allí la expresión de «archipiélago» empleada para designar el sistema implantado por los incas, cuyas características primordiales las sintetiza Bákula de la siguiente manera: «vertical», porque los incas controlaban e! máximo de pisos ecológicos aprovechando la complementariedad de recursos y producciones en función de la altitud; «horizontal», porque era necesario que funcionaran los sistemas de reciprocidad y redistribución; y «estructural», por la división de la sociedad andina en decenas de grupos técnicos diferenciados por sus ritos, creencias y lenguas.
- El tercer fundamento sería el de la noción de frontera, que no existió en el sentido actual. Resulta
inapropiado hablar de los «límites» del Tahuantinsuyo, pues los pueblos o ciudades de la periferia fueron más bien «zonas de contacto más o menos fluidas» y entre las cuales era imposible trazar una línea de demarcación. Este sería el caso de la. zona norandina o Andes septentrionales, hoy Ecuador, en donde se dieron tres áreas de integración o unificación política: la primera, una zona de auténtica presencia incaica, partía de la cuenca del río Chira para seguir por el callejón interandino, y tenia su eje en Tomebamba (hoy Cuenca), a la que se le denominó otro-Cusco; la segunda, cuyo eje fue Tacunga (hoy Latacunga), también un establecimiento inicial incaico de tipo otro-Cusca; y, por último, la actual región de Quito, hasta el norte de Ibarra, en la que predominaron los mitmaj, conocidos en este caso como mitimaes.
Al mismo tiempo, la división del Tahuantinsuyo en dos sayas (<
Oscar Peñaherrera
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